Ocurrió y se escribió alguna vez…

Ocurrió y se escribió alguna vez…

Ocurrió y se escribió alguna vez…

Lo que citamos aquí está en la revista Toma y Lee n° 3 de 1933, y lo consigna Niemand (seudónimo del P. Alfonso Escudero, O.S.A.). Es un documento muy valioso –principalmente para los estudiosos de la literatura chilena–, pues pertenece al poeta chileno Eduardo Anguita (1914-1992), quien fecha el texto en 1933, cuando cursa la carrera de Leyes de la Universidad Católica, poeta y escritor que con el tiempo obtendría el Premio Nacional de Literatura, en 1988.

A ORILLAS DE LA CIUDAD DE UN NIÑO

(FRAGMENTO)

(Infancia, pueblo de los recuerdos, tomo el tranvía para irme a él

  1. Hidalgo).

Un hombre, cierta vez, al preguntarle yo qué pájaro cantaba sobre un árbol, me respondió que se llamaba ruiseñor. Desde entonces creí que cantaría siempre. Aún espero su canción. A veces la oigo, pero pronto enmudece. Para soñar abro la ventana amiga de la habitación sobre el juego de los niños: “Vamos jugando al hilo de oro y al hilo de plata también…”; pero luego se obscurecen todos, y solamente pájaros negros graznan en las techumbres. Yo veo el correazo del ángel malo cruzando la cara de los niños. No me extraña nada; siempre igual. Monótonamente escucho el ruiseñor de los niños, y nuevamente los gritos de los pájaros negros. Siempre igual. Nada me parece raro, ni los látigos. No conozco a mi hermano y a menudo me olvido de mi madre. Desfilo sin sentido de realidad, visualidad pura, huyendo como el campo arranca de los trenes. De nada me acuerdo, y ya nada existe. Me dejaré arrastrar, resignadamente, aunque no crea en la madre que haya de desencantarme, despertándome. Dejarme arrastrar, botarme y rodar como una esfera. A algún país he de llegar. La noche se llama valle de las violetas. Aunque me tope con ella o con la muerte. Morir y morir en cada día. En el alba los perros cesan de ladrar y ya no existen.

Todos muertos. Las naranjas de la siesta, los aromos, la flauta del estanque, la plaza y los juegos, las mariposas del invierno, mi padre y mi corazón.

Stgo., 15 de agosto / 4 de octubre de 1933.

EDUARDO ANGUITA CUÉLLAR

(ex alumno (1927-1930)

Hoy en la Esc. De Leyes, de la U. C.

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