Saltear al contenido principal

Formación de Educadores Agustinianos, Colegio San Agustín de Santiago, febrero 24 y 25 de 2021 (algunos apuntes)

Los días miércoles 24 y jueves 25 de febrero se realizaron unas jornadas de Formación Agustiniana para educadores, vía zoom, a cargo del P. Arthur Vianna Ferreira, OSA, de la Provincia Nuestra Señora de la Consolación de Brasil.

Día 1. Tema: Principios pedagógicos agustinianos y su vigencia actual

Se comienza con una oración y en su introducción, se refiere a las provincias agustinas de Brasil. La suya tiene a cargo 8 colegios, con 8500 estudiantes. Señala que no hay prácticamente un equipo (un departamento) de Pastoral en su colegio, del cual es director, que todo el colegio está en Pastoral. Todos son la Pastoral los que integran la comunidad educativa, recordándonos lo que también se considera en nuestro colegio: todos somos agentes pastorales, más allá de la función específica de cada uno.

En relación con la Pedagogía Agustiniana, señala que prefiere hablar de un “estilo agustiniano”, el que es dinámico, más que de “modelo agustiniano” educativo; se refiere a un estilo propio de enseñar, abierto a lo que pasa en la sociedad y la cultura. La escuela inmersa en su tiempo concreto.

Se refiere al símbolo agustiniano: el corazón y el libro, como metáforas o representaciones de lo afectivo, la ciencia y el conocimiento; la Escuela Agustiniana tiene como parte de su quehacer “Aprender a pensar y a amar, a hacer y a compartir…”; la fusión de los afectos y el conocimiento. Habla de un “amor inteligente” en oposición al “amor ciego”; de una cultura que anula al otro, que destruye al otro, lo ignora en su trascendencia; una característica de la Escuela Agustiniana es “creer en la trascendencia de otro”. Si un educador no cree en las capacidades del otro, no está en sintonía con el estilo agustiniano de educar. Destaca la importancia de salir de la oficina y compartir; “la cercanía es algo fuerte de los agustinos”; “el alumno no es una tabla rasa”, nos recuerda.

Irá, a lo largo de su exposición, refiriéndose a los Principios de la Educación Agustiniana en la Educación en Estilo Agustiniano:

  1. La escuela en diálogo

La escuela está asentada en la razón y los sentimientos. En la búsqueda de la Verdad se movilizan el afecto y la razón.  Se refiere a la “vivencia del todo”: si cada uno hiciera lo que sabe realizar –aun haciéndolo bien–, faltaría aún la conexión con el todo, y con el resto de la comunidad educativa. La idea de la comunidad en la que se comparte un proyecto e ideales comunes. La educación no solo se refiere a los aspectos cognitivos, sino que el niño, el alumno debe desarrollarse integralmente. Esto apunta también a ser “seres de ahora”, este es nuestro campo de relaciones y acciones. Se educa en un “aquí y ahora”, en una escuela conectada plenamente con la sociedad y el mundo en que vivimos. Habla del docente y la capacidad de adaptación a lo que es la realidad actual, entre otras cosas, al reto que nos hace lo virtual, las exigencias concretas de nuestro tiempo (con pandemia, etc.). Se refiere a esto: Lo virtual es real, aunque muchos piensen que no es así. Lo virtual también es real. “Nosotros hablamos mal de la cuestión virtual, no teniendo en cuenta de que también es real; lo es el docente, lo son los estudiantes…”. “Lo que cambia es el tiempo y el espacio” (de hecho la conferencia es virtual, pero todos somos reales, así con la modalidad híbrida propia del tiempo de pandemia que han debido implementar los colegios).

  1. Escuela de condiscípulos

Cita a un autor francés para enfrentar  algo en que existe la duda: “Caminemos juntos”, maestro y discípulo. Esto encierra el principio del maestro agustiniano en la búsqueda de la Verdad. Todos estamos aprendiendo y en la Escuela Agustiniana, todos somos condiscípulos entre nosotros en esa búsqueda, y discípulos del Maestro Interior. Una bella lección también de humildad. Esto, por cierto, no significa desconocer los grados de conocimientos que podamos tener los que componemos la escuela, en la que sin duda el docente deber ser quien conoce bien su disciplina y, más aún, despertar y estimular el amor por el conocimiento y el desarrollo integral de sus alumnos. “Tenemos un razón para enseñar y otra para seguir aprendiendo”. “Siempre se está en desarrollo. El desarrollo humano solo termina con la muerte”, señala.

  1. Escuela que enseña a vivir, crecer y ser felices

Ser feliz es un ideal muy grande para toda persona, alcanzar ese estado para siempre resulta muy difícil; pero un estado de “bienestar” en la escuela es un imperativo realizable. Enseñar a vivir bien (la vida implica muchos estados o situaciones, entonces aprender a estar en cada uno de ellos); enseñar a desarrollarse integralmente y, desde los valores de la verdad, de la libertad y de la amistad, “ser felices” en un sentido profundo, que es casi un estado de gracia y gratitud ante la vida, por la vida; mucho más que un contento o un estado pasajero de felicidad desde la externalidad. En la Escuela Agustiniana, podemos entender también la felicidad como una realidad de bienestar, en el mejor sentido de la palabra, porque el término felicidad expresa algo demasiado amplio hacia el que tiende el ser humano.

  1. Escuela que afirma a Dios y a los valores del Espíritu

La Escuela Agustiniana no es una escuela estática, sino dinámica, abierta al cambio. Es la escuela de la amistad (un valor muy importante para la pedagogía o el estilo agustiniano de educar y de vivir), de un clima de amistad. Claramente no se trata de que todos debemos ser “amigos” (en la vida concreta los amigos son pocos), pero sí vivir en un “clima de amistad”, de fraternidad, al que todos debemos contribuir a crear y a mantener.

La Escuela Agustiniana es fundamentalmente una escuela de valores humanos y cristianos desde la experiencia de San Agustín.

  1. La Escuela Agustiniana que cree y educa desde el amor

Uno de los lemas del colegio es “educando desde el corazón” (lo mencionaba siempre el P. Osvaldo Walker, ex rector y exalumno del establecimiento), y se trata de lo mismo. La Escuela Agustiniana “cree y educa desde el amor”. Sin este no hay educación  agustiniana, y ya está plasmado en el signo agustiniano del corazón, la llama y el libro. Sin duda que no solo los docentes agustinianos educan desde el amor, pero para la pedagogía agustiniana, este es un principio declarado, explícito, esencial.

Se refiere al amor, estableciendo diferencias entre el “amor romantizado” con el amor que debemos aprender y enseñar, pues: “también el amor trae siempre la incertidumbre de la pérdida”. El amor verdadero que tiene que ver más con la donación que con una idealización “romántica”.

  1. Escuela que ofrece un clima de amistad

En realidad, estos principios se entrelazan. El diálogo, el educar desde el amor, enseñar a vivir y a ser felices, todo ello lleva consigo la amistad. La experiencia de San Agustín con sus amigos Alipio y Posidio, se debe reflejar en los colegios agustinianos. Es un principio asentado en una vivencia muy profunda del Obispo de Hipona.

  1. Escuela que invita a descubrir la Verdad por medio del estudio y el compromiso

El estilo agustiniano de la pedagogía invita o lleva a buscar la Verdad, inspirado en San Agustín que es el “buscador de la Verdad” por antonomasia. El estudio, el conocimiento, la ciencia aparecen en el signo de los colegios agustinianos (el corazón en llamas y el libro), representando esta dimensión de todas las escuelas agustinianas. Y esta “invitación” se hace desde la vivencia, desde su relación con otros valores como el de la amistad: “El colegio que está en clave de amistad se abre a la solidaridad con su entorno”. “Nuestros alumnos deben ver que nosotros vivimos la amistad…”. “Puedo vivir en un clima de amistad con todos…”. “El clima de amistad se crea con la disposición para crear vínculos”.

Desde ese “clima” se invita buscar la Verdad, como condiscípulos; al estudio que es el camino para llegar, y el compromiso que nos permite seguir incluso cuando flaqueamos.

  1. Escuela que invita al pensamiento crítico como garantía de libertad

En la Escuela Agustiniana se da o debe dar la oportunidad del pensamiento crítico, de análisis de lo que ocurre, en relación con la sociedad en que vivimos, el tiempo en que existimos; en nuestra relación con los otros. El pensamiento crítico es discernir sobre las decisiones que tomamos. Todo esto desde la libertad que es “la concordancia de la vida (cultura, política, etc.) y la Verdad”.

Este principio, como los anteriores, se fundamenta en la experiencia de San Agustín, de pensar críticamente su época y sus circunstancias, siendo, sin embargo, muy actual. El buscador de la Verdad no puede sino tener este pensamiento analítico desde la libertad y que es garantía de la libertad interior.

Finalmente, se realizó un trabajo en equipo, en que cada uno de estos iba relacionando principios agustinianos con la imagen de una escuela, donde había que poner uno de estos en los cimientos, en la puerta, en las paredes, en la ventana y en el techo. Un forma de construir la Escuela Agustiniana. 

Día 2. Tema: Los valores del Educador Agustiniano

Se inicia la jornada con la oración, Salmo 54.

El. P. Arthur Vianna realiza una síntesis de lo tratado en el día anterior. Se habla del “estilo agustiniano” más que de “modelo agustiniano”, reflexionando sobre la educación de los colegios agustinianos que están conscientes de que “La educación no cambia el mundo, cambia al hombre para que el hombre cambie al mundo” (cita aproximada). Se retoma el trabajo realizado ayer en que algunos grupos exponen sus conclusiones sobre texto leído, Opciones prioritarias de un colegio agustino del P. Gabriel González del Estal, OSA. Es la presentación de la Escuela Agustiniana y sus principios.

Esta vez el tema a tratar será “La escuela de la interioridad”. “Explora y reconoce lo que hay dentro de ti. Tus vestidos y tu carne te son externos. Baja a la cámara secreta de tu conciencia. Si te exilias de ti mismo, ¿cómo podrás acercarte a Dios?” (San Agustín, Tratado del Evangelio de San Juan, 23, 10).

El camino de la interioridad se caracteriza por tres momentos: 1) no salir de sí mismo, 2) volver al corazón y 3) trascenderse. Una síntesis del proceso de interioridad de San Agustín estaría en “Conócete, acéptate, supérate”, sentencia que ha sido extraída de la experiencia de San Agustín, quien no escribió especialmente algún tratado del educador, en el sentido de crear un modelo específico de escuela; muchas de sus enseñanzas han sido sacadas de sus discursos, reflexiones y escritos a lo largo de su vida, pero en este camino hacia la interioridad está la clave de la educación agustiniana, reconociendo en el hombre que en su interior reside el Maestro Interior, la Verdad, Dios. La trascendencia del ser humano. “No salgas fuera de ti; entra en ti mismo” (La verdadera religión 39, 72-73); “Acéptate tu imperfección. Es el primer paso para lograr la perfección” (Sermón 42, 10); “Mientras uno no se conoce a sí mismo, no podrá amar a los demás (Carta 30, 4).

Explica el proceso interior de San Agustín, que se desprende de la experiencia misma del Obispo de Hipona. “Yo, por mi parte, me alejé de ti y anduve errante… y me convertí en un paraje miserable” (Confesiones 2, 10, 18). La importancia de la interioridad en o hacia Dios… Una cita para recordar que envuelve o es transversal a toda la Escuela Agustiniana: “La visión religiosa de la vida, ayuda mucho a vivir” (P. Arthur Vianna F.). Otras en la misma línea: “Los sentimientos son movimientos del alma hacia nosotros y hacia los demás”; “Somos siempre un borrador, no hay nada definitivo”, en que se nos habla del cambio del ser humano y de todo en realidad. La comprensión de esto lleva a ver al estudiante también en sus proyecciones y trascendencia.

En cuanto a la superación: “No podemos descansar en lo que somos”, estamos siempre en camino. “Mientras haya ganas de luchar, hay la esperanza de vencer”; “Procura progresar siempre, no importa la edad en que te encuentres”. El estilo agustiniano nos da a los educadores la oportunidad de ayudar a los niños y jóvenes a conocerse, aceptarse y superarse. Es un desafío siempre, y el “siempre” no es estático, significa dar un “sí” cada día.

Habla de la perfección (esto de lo que se entiende por perfección lleva a una extensa reflexión: cuál es el límite entre buscar la perfección hacia la plenitud humana y cuándo es narcisismo); no se trata de una “perfección” egotista, egocentrista, sino de una que tiene que ver con el movimiento hacia Dios y a los demás. “No se llega a la perfección total, sino hasta la Patria Celeste,…”. Vivir las potencialidades plenamente, alcanzar lo mejor de nuestra potencialidad; necesitamos crecer, pero necesitamos de los otros… La búsqueda de la perfección en el estilo agustiniano es en relación con los otros…

Se realiza, finalmente, en esta segunda parte, un trabajo en equipo basado en unas imágenes: una semilla plantada, luego creciendo y superándose cada vez más como una metáfora del proceso del desarrollo humano. ¿De qué manera el docente agustiniano educa a sus estudiantes en clave de conocerse, aceptarse y superarse? También el P. Fray Arthur Vianna nos hace entrega en PDF del texto “Donde hay unidad, hay comunidad. La Educación Agustiniana en América Latina” de su autoría, un libro sobre educación agustiniana en Latinoamérica que contiene los documentos y conclusiones de los Congresos Internacionales de Educación de la Organización de Agustinos de América Latina (OALA) durante los cuatro últimos años, que incluye también una presentación del P. Fray Yuliano E. Viveros A. de Chile, Secretario General de OALA (2019-2023).

 

Colegio San Agustín de Santiago, febrero 2021 

Nota: Como otro aspecto notable, para ser destacado, del libro Educar para la Interioridad  del P- Santiago M. Inzunza, OSA, es la cita a diversos autores que no están relacionados directamente con la vida religiosa, pero sí con una experiencia espiritual y estética profunda: Miguel de Unamuno, Juan Ramón Jiménez, León Felipe , Rainer María Rilke, León Tolstoi, entre otros. Esto habla también de la universalidad del estilo agustiniano y, por tanto, de la Escuela Agustiniana…

Volver arriba