Saltear al contenido principal

¿CÓMO SE HACE UNA PELÍCULA?, ¿CÓMO SE GESTA Y FILMA “PACTO DE FUGA”?: CHARLA DEL CINEASTA Y EXALUMNO DAVID ALBALA, DIRECTOR DE ESTA PELÍCULA DE ESTRENO EN CHILE EL 24 DE OCTUBRE

Cuando en 1990 se fugaron 49 presos de la Cárcel Pública, después de haber cavado un túnel de 80 metros por casi dos años, con solo un destornillador y escondiendo 55 toneladas de tierra en el mismo recinto sin que nadie los descubriera, sin que lo supiese nadie más que los que estaban o se fueran incorporando al plan, se inicia la historia de este filme. Años más tarde, el documentalista y cineasta David Albala, se interesó por contar esta historia, mientras estudiaba cine en Estados Unidos, realizando un Master of Fine Arts (MFA), en la universidad de Texas de Austin. Y comenzó la génesis de la película. Era la fuga más grande del sistema carcelario chileno. Empieza a escribirse el guion, con muchas versiones, luego el buscar financiamiento para un proyecto que estaba en el alma del autor, pero había que hacer partícipe al mundo económico, recibir muchos, no, no, no, pero había que insistir (primera lección de David Albala, quien también es orador motivacional), hasta que al fin se permite lo suficiente para llevar adelante el proyecto, con un presupuesto bajo para cualquier película de menor costo en Estados Unidos, pero el justo y necesario para intentarlo en nuestro país. El hecho de contar en el elenco con actores como Benjamín Vicuña, Amparo Noguera, Roberto Farías, Francisca Gavilán, sin duda, contribuyó a conseguir los difíciles auspicios. Viene el trabajo de buscar a los otros actores (muchos en esta cinta), las locaciones, de reconstruir los espacios físicos, tal como eran entonces. Parte de la película se filmó en La Serena, en la cárcel vacía de esa ciudad. Conseguir más de 400 extras, elegir un elenco de excelencia, más 30 actores secundarios, trabajar con ellos y la especial sensibilidad de los artistas, más 80 personas en el equipo técnico y humano. Tratar de plasmar lo que está en la cabeza del director esta vez a través de más de 160 horas de filmación, para dejar la película en 130 minutos finalmente, eligiendo siempre lo mejor de lo mejor, lo que plasme la idea que está en el espíritu de su director.

Entonces, estudiando cine en Estados Unidos, David Albala “descubre” (o redescubre) una historia por contar, se echa a andar el proyecto, se van venciendo las dificultades, se va avanzando, se va realizando una y otra vez lo que no queda bien aún, ya sea porque alguien en el encuadre falló, por una voz que no era la esperada, una risa a destiempo, un actor que no llegó por cualquier motivo, hasta que al fin, después de un lento y arduo trabajo de posproducción, años después, la película se estrena, comienza su camino…

Invitamos a la comunidad a verla. Otro filme chileno y, en lo que a nosotros compete directamente, una película chilena dentro de una treintena en que hay presencia de exalumnos agustinos.

Extensión Y Cultura, octubre de 2019

Volver arriba